Descripción
Este vino refleja el alma de las cepas viejas (de hasta sesenta años de antigüedad) de dos de las variedades autóctonas que más reflejan el carácter de nuestro territorio, (Monastrell y Garnacha Tintorera), ubicadas en parcelas recuperadas por la bodega y escogidas por sus excepcionales condiciones naturales. Estas variedades aportan al vino todos los matices y características del terruño y que, gracias a la sabiduría de generaciones de viticultores, dotan a Los Escribanos de una personalidad que acredita su origen.
CATA
A la vista: Vino limpio, brillante, de color rojo picota intenso y capa alta.
Al olfato: Nariz intensa, compleja, carácter mediterráneo destacando frutas rojas maduras, monte bajo, notas minerales y balsámicas propias de suelos calcáreos. En agitada se potencian las notas afrutadas y la complejidad propia que aportan las cepas viejas cultivadas en suelos pobres y en condiciones extremas.
Sabor: Vino estructurado en boca, envolvente, maduro, de paso largo y goloso.
Sensación final: Final largo, fresco y amable.
Maridaje: Perfecto para maridar con todo tipo de platos, en especial aquellos a base de carnes rojas, caza, guisos de pescado, platos tradicionales del territorio (gazpachos, gachamiga, arroces) y también para disfrutarlo solo.
Temperatura de servicio: Servir entre 16° y 18°C.
Este vino refleja el alma de las cepas viejas (de hasta sesenta años de antigüedad) de dos de las variedades autóctonas que más reflejan el carácter de nuestro territorio, (Monastrell y Garnacha Tintorera), ubicadas en parcelas recuperadas por la bodega y escogidas por sus excepcionales condiciones naturales. Estas variedades aportan al vino todos los matices y características del terruño y que, gracias a la sabiduría de generaciones de viticultores, dotan a Los Escribanos de una personalidad que acredita su origen.